La sorpresiva caída del proyecto de Ficha Limpia en el Senado, por apenas un voto, reconfiguró de forma drástica el mapa electoral del peronismo y, en particular, el rol de Cristina Fernández de Kirchner en el año más incierto para su espacio político. Antes del desenlace, en el Instituto Patria ya asumían que perderían y hablaban de una “proscripción” en marcha. Sin embargo, el voto en contra de los senadores misioneros Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, alineados con Carlos Rovira, cambió el escenario y habilitó a CFK a mantenerse con chances reales de ser candidata.
Desde entonces, el kirchnerismo volvió a abrazar la posibilidad de que su principal figura compita en las próximas elecciones. Diputada provincial, diputada nacional por Buenos Aires o senadora por CABA: esas son las tres opciones que circulan entre los más cercanos a la ex presidenta, quienes también destacan que “Cristina suele cumplir lo que dice en privado” y que no la ven encabezando una lista enfrentada a la de Axel Kicillof.
El voto negativo de los misioneros, que sorprendió incluso al propio oficialismo, dejó en evidencia una interna caliente entre La Libertad Avanza y el PRO. Las acusaciones cruzadas por supuestas traiciones llegaron al punto en que algunos dirigentes afirman que fue el propio presidente Javier Milei quien pidió ese voto en contra a Rovira. El silencio oficial, hasta ahora, no desmiente esa versión.
Mientras tanto, tanto en el entorno de CFK como en el del gobernador bonaerense, reina un silencio táctico. Las señales de distensión son sutiles pero claras: Cristina eligió posponer un acto cultural en CABA previsto para el 24 de mayo, para no superponerlo con el lanzamiento del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) que encabezará Kicillof en La Plata.
En el entorno del gobernador, sin embargo, hay inquietud. Intendentes clave de la tercera sección electoral ya le manifestaron que no aceptarán presiones del cristinismo y analizan, incluso, impulsar listas vecinales si la unidad se rompe. Por ahora, nadie arriesga un quiebre abierto, pero sí se advierte un pulso interno que crece con cada definición electoral pendiente.
Así, mientras Milei enfrenta tensiones dentro de su coalición, el kirchnerismo toma aire. Con la judicialización parcialmente neutralizada, CFK vuelve al centro del ring, con chances intactas de disputar espacios legislativos clave. El hermetismo y la estrategia del bajo perfil, por ahora, parecen beneficiar a su armado.